La faena equina es uno de los principales factores por los que hay robo de caballos en nuestro país.
Los caballos recien robados son vendidos por el camino a los carros, mientras que los que no sirven para tirar o son pesados terminan con acopiadores.
Estos falsifican guias, papeles y después de “enfriar” los animales robados, los llevan a una muerte horrible y cruel para alimentar una industria que exporta su producción a Europa.
Curiosamente somos un pais que no tiene establecimientos de cria de caballos para faena, pero a la vez somos uno de los principales exportadores de esta carne a nivel mundial.
Criar caballos para faena no es rentable por los tiempos que los animales tardan en crecer y llegar a un peso que sirva, tanto como el alimento que deben consumir a diario para generar kilos y mantenerlos.
¿Pero entonces cómo llegan los frigoríficos a cumplir la cuota? Un porcentaje de lo que llega a faena es comprado legalmente en remates y ferias. Son animales heridos, viejos y descartados, tanto de haras como de deportes, también se obtienen de ‘granjas de sangre’ lugares que les extraen sangre a yeguas preñadas para obtener una valiosa hormona de fertilidad llamada PMSG (eCG). Los papeles de estos caballos terminan sirviendo para blanquear los de los robados.
Nadie pide la trazabilidad de estos animales, o generalmente se hace la vista gorda, ni siquiera considerando que muchos han recibido medicamentos que no hacen apta su carne para el consumo humano.
Esto ocurre tanto en frigoríficos legales como clandestinos, los últimos se dedican a mezclar carne de caballo en chacinados y carnes picadas para venderlas a menor costo en zonas carenciadas y rutas.